sábado, 26 de julio de 2008

DEMOCRACIA, EQUIDAD Y JUSTICIA POR ANGEL PONCE

Siguiendo con el mismo orden de ideas se puede decir que la democracia, la equidad y la justicia social, la paz y la armonía con nuestro entorno natural deben ser las palabras claves de este mundo en devenir. La educación es la fuerza del futuro, por que constituye uno de los instrumentos para realizar el cambio. Por consiguiente, debemos reformular nuestras políticas y programas educativos, para esto es necesario mantener la mirada fija en el largo plazo, hacia el mundo de las generaciones futuras frente a las cuales tenemos una enorme responsabilidad. Debido a esto es necesario introducir y desarrollar en la educación el estudio de las características cerebrales mentales y culturales del conocimiento humano, de sus procesos y modalidades, de las disposiciones tanto síquicas que permitan arriesgar el error o la ilusión asimismo, es necesario desarrollar la aptitud natural humana para ubicar todas sus informaciones y en un conjunto. También se debe enseñar los métodos que permitan aprehender las relaciones mutuas y las influencias reciprocas entre las partes y el todo en mundo complejo. De igual forma, la educación debe promover un conocimiento capaz de abordar los problemas globales y fundamentales para inscribir allí los conocimientos parciales y locales dando paso a un modo de conocimiento idóneo para aprehender los objetos en sus contextos, sus complejidades y sus conjuntos. A partir de las disciplinas actuales es posible reconocer la unidad y la complejidad humana reuniendo y organizando conocimientos dispersos en las ciencias de la naturaleza, humanas, la literatura y la filosofía y mostrar la unión entre la unidad y la diversidad de todo lo que es humano. Lo desconocido de la aventura humano debe incitarnos a preparar nuestras mentes para esperar lo inesperado y poder afrontarlo. Es imperativo que todos aquellos que tienen la carga de la educación estén a la vanguardia con la incertidumbre de nuestros tiempos. La educación del futuro debe desarrollar la comprensión necesaria para reformar las mentalidades. Por lo tanto, corresponde a la educación conducir la antropo-ética considerando el carácter ternario de la condición humana la cual es el de ser a la vez individuo – sociedad – especie, tomando en cuenta esto la ética debe formarse en la mentes a partir de la conciencia de que el humano es al mismo tiempo individuo, parte de una sociedad, parte de una especie. De igual forma, todo desarrolla verdaderamente humano debe emprender el desarrollo conjunto de las autonomías individuales, de las participaciones comunitarias y la conciencia de pertenecer a la especie humana. Por consiguiente, la educación debe contribuir con la toma de conciencia de nuestra tierra patria y permitir que esta conciencia se traduzca en la voluntad de realizar la ciudadanía terrenal.

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